A lo lejos sonaba el tambor que Rogelio le había regalado a Serafín. No tenía por costumbre hacer regalos. Le incomodaban esas obligaciones absurdas, sobre todo el gran esfuerzo de acordarse de las fechas señaladas. Está vez la ocasión merecía saltarse sus propias normas. Serafín que era su sobrinito más pequeño, había decido romper la promesa que había mantenido durante dieciséis años.
El domingo anterior, cuando todos volvieron de misa, se encontraron con Serafín. En su cara se concentraba todo su ser, concretamente en sus ojos, que habían permanecido cerrados desde que Televisión Española resolvió que Heidi había cumplido más que de sobra su periplo. No supieron como reaccionar ante su mirada. Se sentían incómodos, como si les observara alguien extraño. Se sentían desnudos y el rubor les atontecía mientras sus cuerpos chocaban entre si en busca de algo que les tapara.
De la cortina de la ventana de aquel salón, apunto de saltar de la barra que la sujetaba, asomaban tres cabezas con sonrisas de cartón. En un rincón arropado por un trapo de ganchillo, asomaban las mangas de un traje de chaqueta azul marengo. Bajo el marco de la puerta Rogelio esbozaba una mueca cerca de la sonrisa. Sus manos tapaban sutilmente su pubis.
Los ojos de aquel muchacho parpadeaban tan rápido que llevó a todos a un estado de hipo contagioso. Aquellas convulsiones y el parpadeo en perfecta comunión se convirtieron en un solo estado. Él parpadeaba, ellos hipaban.
Rogelio entre hipo e hipo, intentaba hablar con Serafín, pues acompañada de aquella ceguera voluntaria la sombra del silencio le había cobijado durante años.
Abandonada su guarida se encontró rodeado de personas que había olvidado, incapaz de reconocerlas por aquellos ruiditos que no paraban de soltar. La voz de Rogelio le situaba en su realidad llena de voces. Voces que eran aquellas personas.
Pasaron los días sin que nada cambiara y el agotamiento era extremo. Comer y beber se habían convertido en un auténtico malabarismo, el cuarto de baño era una letrina asquerosa .Serafín junto al incansable parpadeo acompañaba su silencio golpeando con las manos cualquier superficie. La alegría de verle los ojos se iba trastocando en el deseo de volvérselos a cerrar.
El sábado su madre se abalanzó sobre el televisor que había permanecido apagado dieciséis años. Cayendo dos lagrimones por sus mejillas, su dedo de enhebrar agujas empujo el botón de encendido. Un fogonazo gris iluminó el salón y aparecieron en la pantalla unos personajes borrosos.
Cesaron los parpadeos ante aquel mundo en blanco y negro. Se pararon los hipos.
Hoy domingo Serafín acompaña las sintonías de los anuncios de la tele con el tambor que Rogelio le regalo. La vida es una comparsa, ha dicho cuando le han dejado sólo.
LOGICAMENTE
- KUA,khoi-khoi, kung, kamasi,hxaro, kauha,gauwasi,kia, n/um, KUA
- Jirafas, Leopardos y Búhos Lácteos. Llueve en el Kalahari.
- Tengo guardados millones de pasos para llegar a la Luna.
- En privado, juego a la primitiva.
- Barrí anoche las migajas de tu corazon de bacalao.
- Ay¡ ya no estas a mi lado. Que aplauda el silencio.
- La rana escribio un diario. Fue la razon de existir de Napoleon.
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